Valle de Elqui. Foto: Claudio Labarca Véliz.

Espíritus Dueños y Guardianes de la naturaleza

Proyecto Supay Wasi
15 min readJan 22, 2020

Por Patricio Barría. En : Boletín Mamakochandes #1, Proyecto Supay Wasi, Vicuña/ Chile.

En el presente escrito trataremos unas tradiciones de las más extendidas en Abya Yala, unos preceptos y sabidurías fundamentales para la Ciencia Indígena. Esto es la relación y gobernanza de los Espíritus Dueños y Guardianes de la naturaleza. Tan importante para nosotros, como Proyecto Supay Wasi, que no creemos en ninguna descolonización que no reconozca la existencia y papel central de estos espíritus señoriales, en cada territorio, sus saberes, sus mandatos, su mediación con los bienes comunes, su personalidad, sus maneras, su lenguaje o señales.

En la primera parte de este texto presentaremos algunas visiones sobre los Dueños de la naturaleza, desde tradiciones indígenas como la mapuche (Chile), la shipibo (Perú) y la calchaquí (Argentina). También mencionaremos a Los Reyes de los Animales de Córdoba (Argentina). Finalizaremos la presente contribución, con un relato experiencial, de una enfermedad causada por el Dueño de un árbol.

Tradición mapuche y shipibo

En la tradición mapuche, el nombre otorgado a estos espíritus señoriales es Ngen, Maria Esther Grebe (1986) menciona el origen de estos espíritus:

“Cuando hicieron el mundo, futa-chahai y ñuke-papai todo lo hicieron con sus manos. Así aparecieron los cuidadores dueños de cerro (ngen -winkul), del agua (ngen-ko), del bosque nativo (ngen-mawida), de la piedra (ngen-kurra), del viento (ngen-kurref), del fuego (ngen-kutral) y de la tierra (ngen-mapu). Luego …hicieron al hombre y lo pusieron abajo; hicieron a la mujer y la pusieron abajo”…”futa-chachai y ñuke-papai han puesto un ngen en cada cosa para que esa cosa no termine. Sin ngen el agua se secaría, el viento no saldría, el bosque se secaría, el fuego se apagaría, el cerro se bajaría, la tierra se emparejaría, la piedra se partiría. Y así la tierra desaparecería. El ngen anima a estas cosas, da vida a cada cosa. Esa vida lo hace seguir viviendo para siempre.”

Estos espíritus ngen, son parte fundamental del ser mapuche y su interacción con ellos es cotidiana. Estos espíritus habitan cada nicho ecológico de los territorios y tienen su propia historia y personalidad individuales. Cada ojo de agua o cada piedra peculiar del territorio tiene su propio ngen. Estos espíritus son cuatripartitos, Están compuestos por una pareja de viejos y una pareja de jóvenes. Sin embargo se manifiestan al mapuche en muchos cuerpos diferentes, ya que tiene la facultad de cambiar su forma y expresión. Por ejemplo, un ngen-ko o espíritu dueño del agua, se puede aparecer como una sirena o sumpall, como un trelque-wekufe, también conocido como cuero del agua o como huecuo en el Valle de Elqui, se puede aparecer como una pareja bañándose o como un sapo. Como veremos más adelante, una extensa categoría de seres fantásticos que aparecen en el folclor de diversos territorios de Chile y Argentina, son en realidad manifestaciones de espíritus dueños de diferentes nichos ecológicos. Siguiendo a Grebe (1993):

“Se cree que a cada ngen se le ha confiado un elemento — o combinación de dos o tres elementos — de la naturaleza silvestre, al cual representa e identifica. Cada ngen reside al interior de dicho elemento y puede aparecer en su entorno inmediato. La presencia de naturaleza virgen en su lugar de residencia es una condición necesaria para su existencia, destino y acción en la tierra mapuche. Los ngen son seres animados, activos, con caracteres antropomorfos, zoomorfos o fitomorfos, que reciben órdenes de sus dioses creadores…suelen interactuar con los hombres solamente cuando estos intentan hacer uso del elemento natural a su cargo…el hombre mapuche que accede al dominio de un ngen debe entablar un diálogo respetuoso y afectuoso con él. Primero debe pedir permiso para entrar a dicho dominio: Para utilizar algún elemento natural al cuidado del ngen, debe justificar porqué necesita dicho elemento y cuanto piensa extraer para cubrir sus necesidades inmediatas. Una vez obtenida la cantidad justa debe expresar su agradecimiento al ngen: y, cuando se actúa con el ngen fuera del ámbito de la propia reducción, es necesario entregarle un pequeño obsequio cumpliendo así con el principio tradicional de la reciprocidad. Este obsequio suele consistir, alternativamente, en unas migas de pan, o bien granos de trigo y/o maíz o alguna pequeña moneda.”

En el caso de la tradición Shipibo, de la amazonía peruana, sabemos por nuestro colaborador, Pedro Favaron, que también existe una relación con espíritus Dueños en aquellos territorios:

“acompañándose los unos a los otros, los cazadores cuentan historias de la selva. Las experiencias personales de encuentro con seres espirituales, como el Dueño de los bosques, se intercalan con relatos de caza…Pueden tomar forma humana, así como la apariencia de la especie que regentan, para aparecerse a los cazadores en sueños o visiones. Ellos cuidan de los animales como los padres humanos a sus hijos. Si alguien daña a un animal de forma injustificada e ilegítima, el Dueño se vengará del abusivo y raptará su alma. Pero cuando un cazador sabe dirigirse a estos Dueños con respeto, ellos le permitirán matar a sus protegidos sin correr peligro. Los Dueños de los animales, entonces, no son espíritus adversos a las intenciones humanas, sino que regulan el equilibrio las relaciones entre los cazadores y las presas.”

(Favaron 2017)

Podemos ver cómo en estas tradiciones amerindias, a miles de kilómetros de distancia, en ambientes y territorios distintos, en un lenguaje distinto, se manejan pautas similares para relacionarse con los bienes comunes, esto es relaciones de intercambio y comensalidad reguladas por los Espíritus Dueños y Guardianes de la naturaleza, el pilar de una ecología desde un punto de vista de descolonización.

Santos Dueños y Guardianes en territorio Calchaquí

Otro caso que quisiéramos mencionar en esta oportunidad, es el de unos seres que habitan, principalmente, en ciertas zonas del Noroeste Argentino. Primero queremos mencionar a Yastay, para esto recurrimos al maestro Adán Quiroga, quien en su Folklore Calchaquí, escrito a partir de otro manuscrito de 1897, nos cuenta lo siguiente:

“Llastay, como dueño de las aves, quiere que se le propicie o venere por parte del cazador, pues de lo contrario éste no será feliz en su empresa, y hasta corre riesgos de apunarse en los cerros. Si no se invocó o se sacrificó algo a Llastay, o no aparecerán las aves, o se sentirán, para la fuga, la planta del cazador, o no acertará éste con el lazo o la boleadora.

De aquí es que, formando los cazadores bajo la dirección de un capitán, constituyendo lo que se llama Kacha-Kuna, o junta de gentes, antes de emprender la partida, sea una apacheta, o cavando un hoyo, se invoca la protección de Llastay, arrojando sobre aquélla o dentro de éste, que se tapa, coca, maíz, tabaco o Llicta, como ofrenda.

Llastay hasta hoy es temido en mucho por los paisanos de los valles calchaquíes; y de aquí es que Lafone Quevedo dice: “¿Quién de nosotros que vive en los campos de Catamarca, Andalgalá o Machigasta, no ha oído a su peón exclamar: Vidalitay el Llastay, cuando de sus mismos pies arranca un suri, huilla o talca, es decir, avestruz, liebre o guanaco?”.

Las Illas, los animales castrados o mascotas del rebaño, que hacen que éste no sufra desgracia o merma, es muy posible, por lo mismo, que tengan que hacer con Llastay. Llastay, como cuidador de las aves, se parece a Valmiki indio, indignado por la muerte de la pobre garza.

Esta protección y cuidado a las aves es tal, que cuenta la tradición que cuando el enemigo blanco descendía del cerro, y una guanaca y su pequeñuelo estuvieron en peligro de verse rodeados –que el indio creía que la conquista se extendía hasta las aves–, Llastay avisó del peligro al pequeño guanaco para que fugara con su madre a la cumbre, entablándose este tan nativo como sentido diálogo, que literalmente me ha dictado el indio médico Bambicha, entre el tekesito y aquélla: Guanaquito- Atari, mamita (Levántate, mamita). Enmigo rodianchi (El enemigo nos rodea). Guanaca- Upallai guagüita (Cállate, mi hijito). Cardoncisa Kastianki (Flor de cardón estás viendo). Después de esto, la tomaron a la guanaca; el guanaquito pudo huir porque hallóse, advertidamente, sobre un peñasco (rumi-santiarca). Y dijo entonces la Guanaca: — Tenía razón mi hijo. (El guanaquito huyó trepando al cerro (sachaman-rerka), donde guarecióse. A la guanaca (huaño- chineo) la mataron). Entonces dijo el Guanaquito: — ¡Mamaita huañocheranco! (¡A mi madre la mataron!).“

En una experiencia de campo en un pueblo de la Provincia de Catamarca (Argentina), durante los años 2007 -2009, pudimos entender ciertas facetas de los Espíritus Dueños donde aprendimos varias cosas que nos sorprendieron:

“Estando otro día, tiempo después en otro viaje, sentados en el fogón a medio día charlábamos sobre los animales y la ganadería ya que la principal fuente de sustento de la familia, era la crianza de cabras que Don Antonio controlaba en el puesto que estaba a algunos kilómetros a lomo de mula en caminos inaccesibles por medios de locomoción mecanizada. En un momento Doña Ernestina me comenzó a dar una interesante charla sobre la santería católica y la crianza ganadera:“…porque todos los animales tienen un santo que lo cuida y al cual hay que pedirle cuando uno está eso…por ejemplo San Félix es el santo de las vacas, si usted cría vacas entonces tiene que trabajar con San Félix, San Jorge es el santo de los caballos, Santa Inés es la santa de las ovejas…una vez estaba Don Morales con la majada en el puesto de él que está por allá por las Aguas Amarillas…entonces él vio al anochecer que venía una luz mala a lo lejos entonces agarró su cama y se fue a dormir entremedio de las ovejas al corral, porque esos animales están benditos, nada te puede pasar estando con ellos, son cosa de Dios.”

(Barría 2018)

A partir de este relato fuimos desentrañando la importancia ciertos Santos Católicos y con el tiempo llegamos a la conclusión de que en aquel territorio, al sur de los Valles Calchaquíes, estos Santos, cumplen el mismo papel, con el ganado traído de Europa, que el que cumplen los Espíritus Dueños y Guardianes de la naturaleza con los animales silvestres y los animales domésticos americanos. El Santo es quien hace el papel de mediador, entre los hombres y el animal foráneo, al cual se le pide y se le paga por el uso de su recurso a cargo. Pero en realidad tampoco se los puede pensar totalmente como foráneos, ya que la cultura originaria tiene una tendencia a integrar. Los santos, las vacas y toros, las cabras, las ovejas, etc. ya están ahuachadas en los territorios, un catolicismo a la medida de los territorios.

“…En cambio, las cabras…esas tienen Pachamama que no es de Dios…las vicuñas y las mulitas también son de la Pachamama, la llama también tiene Pachamama, no son de Dios, por ejemplo si va a cazar vicuñas y caza muchas se aparece una vicuña grande y blanca que lo puede matar o hacer algo…pero si usted cría cabras o llamas tiene que pedir a la Pachamama que es la que está a cargo…también había un chico que sacaba pichones de loro y le apareció una víbora y se cayó del árbol, esa es la Pachamama…”…El culto católico criollo aparece restringido a ciertas especies de ganado doméstico de origen Europeo, excepto la cabra que en Europa también cargaba una simbología demoníaca al ser asociado a Satanás con el macho cabrío, por otro lado aparece el monte nativo con toda su bastedad y todas las especies de animales salvajes y vegetales que lo habitan, sumándosele la llama, todo esto bajo la jurisdicción de la Pachamama, entidad con la cual se precisa el diálogo y acciones rituales de reciprocidad para manejarse en sus dominios: “…si uno tiene cabras tiene que trabajar si o si con la Pachamama, a ella se le pide para que crezca el ganado…”

(Op. Cit.)

Doña Ernestina nos platea hechos muy interesantes en su sabiduría, la importancia de los santos pero también algo muy importante, los animales silvestres no son de Dios, son de la Pachamama y también son cuidados por un viejo que se aparece con ojotas y un sombrero ala ancha: El Yastay. El ganado doméstico de origen prehispánico, o sea la llama, también es potestad de Pachamama. Pero hay un elemento aún más decidor: Las cabras son de Pachamama que es Satanás. Esto quiere decir, en una familia que se dedica a la Crianza de cabras como actividad fundamental, por un lado, que este animal no tiene un Santo Dueño y que por otro actúa en el reverso de la legalidad católica, no se le puede pedir a Dios por algo que no le pertenece. Desde Europa la cabra ya venía con una connotación non sancta, al ser asociado el macho cabrío a Satanás. Posteriormente en América, Satanás fue asociado a la entidad prehispánica Supay, con el fin de mejorar el adoctrinamiento de los indios en la religión católica. Entonces el ganado caprino que entró en las redes de crianza tradicionales de Los Andes o uywaña/crianza mutua, tuvo como Espíritu Dueño eventual al Supay, mientras los restantes animales domésticos traídos de Europa, ya tenían sus propios Santos Dueños.

En la actualidad y según el hermano Guillermo Gardenal, en la provincia argentina de Santiago del Estero, en ciertos contextos de pescadores del Río Dulce o Mishky Mayu, el Supay también controla el ambiente acuático junto a Yacumama, La Madre del Río:

“Me cuenta Sergio, pescador de Maco, que una noche, mientras estaba pescando solo, estuvo largo rato tirando desde un lugar de la costa a un bajo del río y no sacó nada. Le resultó extraño, pues es un lugar donde suele sacarse fácil, puesto que había poca agua y en esos días los peces se acumulaban allí. Cansado de no sacar pescados, se cambió de lugar, un poco más adelante. Cuando estaba pescando allí, aún sin sacar nada, vio a un hombre, viejo, muy flaco y casi desnudo. Era una noche de invierno, fría, por lo que le pareció extraño el aspecto del hombre. El viejo, como le llamó Sergio, se dirigió al sitio donde él había estado pescando antes. El viejo comenzó a sacar pescados, uno tras otro. Sergio, que suele ir a pescar solo, le gritó como para preguntarle quién era, si es que era alguien conocido o para ir a pescar con él y no recibió respuesta. Luego de gritarle y silbarle un par de veces, se percató que se trataba de un ser especial, diferente, y que debería estar atento, le dio miedo pero continuó pescando. Luego, cuando ya había dejado de mirarlo por un tiempo y volvió la mirada hacia allí, vio que el hombre ya no estaba y sintió que este le pasaba caminado por detrás, dejando un rastro de agua en el suelo. Sergio optó por no ejercer ningún movimiento. Un tiempo después, se dirigió al lugar donde él había pescado primero…y comenzó a sacar peces, muchos, uno ras otro. Cuando la alegría y el vicio lo estaban llevando a pasar toda la noche pescando allí, se dio cuenta que si continuaba, podría sacar cientos y hacer una muy buena venta y repartija con los amigos, pero recordó allí a su padre, que le había hablado cuando él era niño de La Salamanca que había en ese lugar de río. Su padre le decía que el Diablo no es malo ni bueno, sino que él aparece cuando uno lo necesita, ofreciéndote cosas y enfrentándote a un trato, dependiendo de uno que ese rato sea para algo bueno o malo. La manera del Diablo de generar la relación es La Tentación, en este caso el viejo (o Diablo) tentaba con los peces, pero existen otros casos en que la invitación/ tentación se da a través de la música, las mujeres, el alcohol, la fiesta y/o dinero. Sergio reflexionó y entendió que si se enviciaba en ese lugar sacando peces, seguramente tendría algún problema en el futuro, ya sea personal o en relación a los peces, que se le pudran, le caigan mal a él o a quien venda o convide, que el río no le de más pescado o que el río se lo trague. Allí decidió dejar lo que había pescado y volvió a su hogar. Varios años después volvió al río a pescar”

(Gardenal 2017)

Personalmente también hemos recabado numerosos relatos etnográficos de escenas de cazadores mestizos que son espantados por seres que protegen a los animales y obligan a los cazadores, por terror, a dejar su faena. Estos relatos que poseemos vienen de Catamarca, Norte Chico de Chile y otras regiones.

Los Reyes de los Animales de Córdoba

En la provincia argentina de Córdoba, existen una serie de tradiciones, relevadas por la organización Relatos de Viento, bajo el rótulo de Los Reyes de los Animales, como los conocen los lugareños:

“Esta es una de las creencias que, en el mundo campesino de la provincia de Córdoba (Argentina) continúan vigentes en la intimidad: la certeza de que si el cazador se abusa, corre el riesgo de que le aparezca “El Dueño”, un ser sobrenatural que protege a cada una de las especies. En palabras de don Enrique Quiroga (84 años) “Cuando uno caza mucho algo le sale, algo raro. A mí una vuelta, cazando, me ha salido un Vizcachón (haciendo alusión al “Dueño” de la Vizcacha) ¡ahhh! –dije- ¡Que te mate otro porque no es para mí! Así que no tuve miedo pero tampoco le hice nada”… Los relatos varían en cada región, se adaptan al paisaje, la cultura y la imaginación de cada persona, pero muchos coinciden en que este Guardián se presenta con las mismas características del animal que está protegiendo, aunque con dimensiones sensiblemente mayores además de otras características que le confieren total inmunidad ante cualquier agresión. Pero, ¿qué sucede si se viola esa norma? La consecuencia inmediata es la casi segura aparición del “Dueño o Rey” del animal, situación que perturba emocional y psíquicamente al cazador. Pedro Villarroel (72 años) así lo recuerda y resume lo dicho hasta el momento: “A mí me ha pasado una vuelta, que he salido a cazar vizcachas de noche.Y de repente escucho como un gruñido, y cuando alumbro a una de las cuevas, ¡Ahí estaba una víbora de cascabel enorme! ¡Pero estaba como protegiendo a las vizcachas, porque estaban todas juntitas y la víbora no les hacía nada! Y usted sabe que me ha visto el bicho ese y ¡Quee! No le tiré el tiro ni nada. Ahí no más me mandé a mudar (salir corriendo)a mi casa y nunca más. ¡Nunca más salí a cazar! Ese bicho ha sido el Vizcachón que les avisa a las vizcachas que se guarden en la cueva”

(Pablo Rosalía 2007)

Este Rey de los Animales, es el nombre como se conoce al Dueño de diferentes especies animales y suele ser un ser específico para cada especie relevante para ser cazada, por ejemplo el Rey de las Ampalaguas o como en este caso el Rey de las Vizcachas o Vizcachón.

El castigo

La siguiente historia ocurrió hace muchos años en un sector rural de las Sierras de Cordoba, Argentina. Un día trabajaba alambrando (cercando) un campo. Trabajo previo antes de poner el cerco, era realizar un desmote en los linderos que permita medir, poner las estacas y dar lugar a la colocación del cerco.

En aquel momento mi corazón y mi mente se hallaban en un estado, más bien de oscuridad que otra cosa, en parte apresurado por terminar el trabajo, pero también con un sentimiento de avasallamiento sobre el territorio que quería cercar, buscando limitar al máximo el cuestionamiento de mi derecho sobre ese lugar por parte de otros actores contenciosos. Machete en mano estuve todo el día marcando mi territorio, poniendo un límite al enemigo. En eso estaba cuando me topo con con imponente árbol de Acacia, cuyo tronco quedaba dentro de mis dominios pero la mitad de su copa estaba por fuera y muchas de sus ramas entorpecían el despliegue de los alambres del cercado proyectado. Entonces empuño mi machete y con bélica violencia, voy podando lo que entorpecía mi proyecto de conquista territorial. En mi mente no era el árbol lo que cercenaba, sino eran a mis enemigos a los cuales yo destruía y ponía a raya con mi arma, no eran las ramas que caían al piso sino las cabezas de mis adversarios.

Esa misma tarde, extenuado por el trabajo y decaído anímicamente me voy a dormir temprano. En el sueño vuelvo a la escena de la “poda” del árbol, empuño mi herramienta y lanzo el machetazo, abruptamente despierto con mi brazo extendido, cual si hubiera macheteado la rama. Así atónito me despierto con el brazo extendido hacia el cielo. Me vuelvo a dormir y al rato sucede lo mismo, una y otra vez la misma escena, con los mismos detalles y con una sensación de total realidad y, de nuevo, la misma forma abrupta de despertar con el brazo extendido. Creo que no exagero al decir que eso me pudo haber sucedido unas cien veces durante aquella eterna noche.

A los dos días me diagnostican de neumonía, estuve algo de dos semanas en cama, escupiendo sangre copiosamente, hasta que me recuperé y recuperé la conciencia del respeto debido al monte y su vida.

En retrospectiva puedo decir que fue una gran experiencia y enseñanza que me dejó aquella acacia. Por lo tanto no puedo sino agradecer a aquel Dueño su enseñanza.

En esta pequeña reseña sobre los Espíritus Dueños y Guardianes de la naturaleza, hemos visto la importancia y extensión que estos espíritus señoriales tienen por diversos territorios de Abya Yala, por tierras mapuche y shipibo, por los bravíos Valles Calchaquíes y las llanuras santiagueñas, persisten las antiguas tradiciones, muchas veces invisibilizadas bajo el manto de la modernidad. Vimos también como en ciertos territorios, algunos santos católicos ejercen como Dueños de las especies ganaderas exportadas desde Europa por el conquistador, así como también reflexionamos sobre el ambiguo papel de las cabras y su Dueño.

Nosotros pensamos que este es un tema clave para pensar en un ambientalismo desde un punto de vista de descolonización, que realmente tenga una arraigo en la memoria y las tradiciones locales, que no sea simplemente otra practica y discurso colonizador.

Referencias Bibliográficas

Barría, P. (2018). La Pachamama es de Satanás: satanismo andino y catolicismo criollo como dos caras de una misma moneda en los Valles Calchaquíes, Argentina. En: Cuadernos Supay Wasi #2. Proyecto Supay Wasi. Vicuña, Chile.

Gardenal, G. (2017). “Seres Protectores del río. Algunos casos de Maco, Santiago del Estero (Argentina). En: Cuadernos Supay Wasi #1. Proyecto Supay Wasi. Vicuña, Chile.

Favaron, P. (2017). “Las visiones y los mundos. Sendas visionarias de la Amazonía Occidental”. Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP). Lima Perú.

Grebe, M. E. (1986). “Algunos paralelismos en los sistemas de creencias mapuches: los espíritus del agua y de las montañas”. Cultura-Hombre-Sociedad III. Nº2.

Grebe, M.E. (1993). “El subsistema ngen en la religiosidad mapuche”. Revista Chilena de Antropología nº12. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Santiago de Chile.

Rosalía, P. (2017). “El Dueño de los animales”. En: Cuadernos Supay Wasi #1. Proyecto Supay Wasi. Vicuña, Chile.

Quiroga, A. (2017). “Folklore Calchaquí”. Fundación de historia Natural Félix de Azara, Universidad de Maimónides. Buenos Aires, Argentina.

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